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Foto del escritorDaniela Hernandez

El botón de la perfección

La creación del smartphone cambió los paradigmas tradicionales del mundo, pues no solo se creó una dependencia de él, sino todo lo que hay en su entorno, como las aplicaciones y lo que ellas significan en la vida de los seres humanos. En el año 2009 se efectuó otra transformación, pues se lanzó el botón de “me gusta” o “like”, que nació con el fin de calificar las publicaciones de los amigos que se tenía agregado a su listado.



Sin embargo, su trasfondo fue más allá de obtener cierto reconocimiento o distinción, debido a que se convirtió en un factor importante para la persona que publica al momento de mirar el alcance que tiene su contenido. Facebook fue la precursora de esta innovadora apuesta en aquella época, después empresas como Twitter, Instagram y YouTube incorporaron a sus sistemas operativos esta opción.

Es común, que los humanos desarrollen productos con las mejores intenciones , pero que terminen en consecuencias negativas, debido a que el “like” puede ser seductor en términos de métricas como vacío en su contenido.

Primero, supone una reivindicación en los esquemas tradicionales de poder, y desde la perspectiva de temas tecnológicos quién obtenga más likes, es quien goza de reconocimiento mediático. En la actualidad, no importa si posteo alguna publicación de un momento especial, o si tiene cierta relevancia, lo que realmente tiene validación es la cantidad de me gusta que obtenga la foto. Así, me doy a conocer entre la comunidad.

En este sentido, cómo lo afirmaba Cobo, confiamos o dependemos del teléfono celular para tomar nuestras propias decisiones. No solo lo necesitamos como una guía para acoger cierta idea, sino que lo adoptamos como el dictador de la única verdad, puesto que contribuye a crear unos imaginarios colectivos basados en los estereotipos con más likes en redes sociales.

A partir de la creación de unos códigos estéticos y corporales por medio de las redes sociales, se generó la Teoría de Comparación Social (Trottier, Polivy, y Herman, 2007), la cual consta de querer parecerse a alguien teniendo en cuenta las representaciones que los medios de comunicación nos muestran sobre mujeres delgadas y hermosas. En esta instancia, existe una distinción entre el yo real y el yo ideal (Halstroom, 2004).




Así, como visualizamos el “ideal de perfección” sobre los cuerpos y que todo en la vida transcurre de esa manera, perdemos la parte crítica, ya que no somos conscientes de que lo que hay en la pantalla de nuestro celular, no es la verdad absoluta, sino que muchas veces son realidades sociales creadas y acomodadas para la obtención de un me gusta. Asimismo, ni siquiera comprendemos lo que sucede en la realidad cuando la tecnología nos ciega sobre lo que realmente nos debería importar.

Por esto, uno de los consejos que Cobo transmite en su texto radica en el autocontrol: focalizar la atención hacia cuestiones relevantes como contenidos informativos de calidad , por ejemplo. De la misma forma, se puede ignorar información que no aporta nada a la sociedad como lo son las fake news, pero en este caso, ignorar la relevancia que tiene la comunidad a la obtención de likes en posts.



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